Plasma por segunda vez

Tengo que escribir algo de Plasma. Estoy impactado por el nivel que el escritorio y el ambiente ha llegado a ser. Ahora, esto viene de una persona que “configura”, es decir, que gusta de personalizar y configurar el software que usa. Sacar de la caja y funciona nunca ha servido conmigo. Me interesan las opciones, quiero que las expliciten, no que las escondan. Por eso me gustaba Opera, por eso mi browser es Vivaldi hace varios años.

Pero ¿qué es lo tan especial? Primero el rendimiento. No estoy seguro si es porque estoy con Cachy -Arch-, pero mi notebook vuela, todo funciona rápido y bien. Mis experiencias con Arch y Manjaro no fueron así, no recuerdo este nivel de fluidez. Otra vez, soy un configurador por elección y gusto. Lo interesante es que tampoco he tenido que configurar mucho, todo ha funcionado bien desde el inicio y los chips de Nvidia nunca habían corrido tan bien. De hecho siento que estaba en una especie de purgatorio -es exagerado, amo a Debian y a MXLinux-, pero en este momento tengo que aceptar que estoy 100% conforme. Con GNOME nunca verás este rendimiento, eso me parece cada vez más claro -igual no lo uso hace creo que, 10 años-. Por eso usaba Xfce, la razón siempre ha ido por el lado de la rapidez y la configuración. Plasma cumple con ambas cosas.

Nunca usé Plasma para más que una prueba puntual, y no era esto, ahora veremos después de dos meses. Hasta ahora no hay vuelta atrás. Por eso quiero Linux, por lo mismo que otra gente lo odia: frente a nosotros está siempre un experimento, aunque el software abierto corra toda la web, servidores, nubes, teléfonos, etc., sigue siendo un taller que puede funcionar perfectamente o quitarte el sueño. Hace que la computación sea entretenida.

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